martes, 19 de julio de 2011

Cuentos salvadoreños

Hay va el primero de los cuentos prometidos,son de un escritor salvadoreño conocido como salarué, a mi me encantan no se, si por la forma de contarlos,pero me hacen mucha gracia ,espero que a mi tesoro le gusten tambien.


El cuento del dichoso turis turista

PUESIESQUE
un arfiler pechito estaba paradito en una almuada de juguete y mirando platiado para todos lados y dijo: "¡Yo questoy haciendo aquí, si ni soy poste de teléforoni antena de radio, ni asta de bandera, ni nada! Ya me voy por esos mundos, de turisturista". Y pegó un salto a pie junto y cayó en una mesenoche acostado. Y eneso yegó laCenífera arreglar las camas y puso una cajejójoros que se bía caido al suelo sobre lamesenoche y ¡tas!, se le ensartó el arfiler en un dedo gordo, y pegó un respingo y gritó:"¡Ay Santas Sánimas del lavatorio, Señor Descápulas,ya me picó un alcarabán chuzudo,traicionista y rectil!" y se chupó el dedo con todas sus juerzas. Y el arfiler se le bíaescordeleros en la bolosita del delantar y pensando el vivo: "Aquí viajo casi de choto enun sabrosísimo hamaquiado de caderas.Porque la Cenífera era una criadita bien pispirringa y cuanduiva andando meniabael guardafango parayá y paracá, para que vieran sus inamorados que estaba nuevita y bien aceitada y dijeran: "¡Qué chula la Cenffera, es mera ágile para ir caminando yguele!". Y lo tiraron por aya y cayó en el andén, onde lo pepenó un señor que lo yevó almonte onde se puso a cojer mariposas de lindos colores, floressiyas de alegre mañana, yagarró una grandotacon verde, rojo, colorado, tinto y vermeyón y ¡tas! la prendió con elarfiler en un cartón, que, pobrecita, le dolió, pero no dijo ¡ay!, porquera valiente y en undescuido se desprendió aletiando del cartón y sencumbró en los aigres sutiles,yevándose el arfiler que iba cabalgando contentísimo, impensablis de viajar en avionetarecién pintada y sin pagar. Y cuando ya había subido bien alto, la pobre mariposa semurió y cayó lupin la Lupe y por más gritos que pegaba el arfiler no revivió y sestreyóen un pedrero de unos cuatro Pedros questaban ahnorzando debajo de un morro: PedroGarniya, Pedro Lengua, Pedro Cucusa y Pedro Loroco, que se yamaban y estabancelebrando su santo. Y los Pedros lo safaron del avión todo doblado y torcido y dijeron:"¡Ya fregamos, tenemos anzuelo para pescar y éste es un milagro de San Pedro que essu santo y el de nosotros y quera pescador!". Y el arfiler bien contento porque andaba deturis turista y iba a conocer el jondoelmar y siacabuche.





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