lunes, 12 de diciembre de 2011

Fragmentos del libro "carta a mi hijo adoptado" de Pilar Rahola

El otro día fui a la librería a encargar este libro, había visto fragmentos del libro en internet ,pero nunca me había decidido a comprarlo y cuando por fin me decido... resulta que está agotado.

Os dejo unos fragmentos.



Durante los tres años y medio que duró el proceso tú sólo fuiste el deseo fuerte, persistente y tozudo de tenerte. Fuiste una voluntad. Sin embargo, amor, casi de golpe, (...), cuando un día nos llamaron y nos dijeron que estábamos a punto de conocer a nuestro hijo, ¡qué miedo aterrador! (...) No sabría explicarte cómo se puede sentir una alegría desbordada, una especie de frenética felicidad, casi infantil, y a la vez un profundo temor, pero así fue. (...) El miedo a saber cómo serías. (...) Miedo a mí misma, de no saber estar contigo, a la altura de unas circunstancias que desconocía, que había escogido y que, sin embargo, no dominaba. (...) Eras nuestro hijo, pero ya habías andado una parte del camino sin nosotros, y esa pequeña parte andada nos pesaba como una losa. Nos pesaba y... nos hería. Recoser, recoser rápidamente la herida abierta, entre aquel instante en que naciste y el momento en que nacías con nosotros: a este pensamiento dediqué buena parte de mis energías y casi todos mis recursos mentales, emocionales, pasionales. Estábamos dispuestos y encantados de sobreponer la alegría de tu llegada a los miedos y a las preguntas. Pero no sabíamos qué significaba todo ello, ni sabíamos cómo lo haríamos. (...)

Hijo mío desde el instante en que cruzamos la mirada. Hijo mío desde que encuadraste tu curiosidad en el ámbito de la ventana, y sólo nos mostraste medio rostro, rechazándonos y llamándonos, queriéndonos y negándonos... (...) Toda la desconfianza en tu mirada. ¡Estabas tan inmensamente solo! Pero ¡tenías tanto miedo a estar mal acompañado! que no nos quisiste..., abrazado a la responsable del centro donde habías vivido tu año y medio de vida... Abrazado a lo conocido. Te habíamos comprado una pequeña moto, motorista incluido, que te enseñamos como reclamo. Fue nuestro primer lenguaje, el primer beso, el primer abrazo antes de abrazarnos tanto, ese juguete que te cabía entero en la manita y que, durante tres días enteros, no dejaste ni un momento.

Tú ya tenías nombre. Recuerdo perfectamente la frase de la psicóloga (...): Su hijo no viene vacío de equipaje a la vida que va a vivir con ustedes. Ya lleva una maleta con cuatro cosas. Y una de las pocas cosas que ya sabe que tiene es su nombre. Sabe perfectamente cuál es su nombre, y quizás su nombre es lo único que tiene realmente seguro. La adopción no es un nacimiento, sino una continuidad: este principio básico es, quizás, aquello que más nos gusta ignorar cuando nos enfrentamos a la experiencia adoptiva. (...) Camino ya andado. Vida ya vivida. Un nombre para resumirla. (...) Tu nombre era Noé.

Me dijeron que los niños que habéis tenido una primera vida sin demasiado amor -o sin nada de amor-, siempre mantenéis vivo el recelo, incluso cuando ya estáis plenamente adaptados. No tengo esta impresión en el presente (a tus ocho años), ahora que te veo tan (...) integrado (...). Pero es verdad que durante años, especialmente de noche, me has preguntado si me iba, y sobre todo, si volvería. (...) Como si recelases del punto de felicidad que finalmente habías conseguido. Como si recelases, amor, de tener una madre, un padre, una hermana, una familia para siempre. Probablemente de lo que no te fiabas era de eso: de que no fuera todo lo que tenías una simple excepcionalidad. Desconfiabas, Noé, de la normalidad. Por suerte (...) ya no veo en ti esa desconfianza, pero continúo notándote más sensible de lo que sería habitual en un niño de tu edad. (...) Por ejemplo, si por la televisión pasan la imagen de algún niño que sufre, te preocupas mucho más de lo que corresponde a un niño, te pones nervioso, me haces preguntas atolondradas (...). Transmites, a través de los niños que ves padecer, la memoria de tu propio dolor. (...)

Entrevista a Pilar Rahola

Su libro "Carta a mi hijo adoptado" se ha convertido en un referente para padres adoptivos. ¿Se lo esperaba?.

Cuando la Editorial Planeta me planteó hacer un libro sobre mi experiencia como madre adoptiva, dije que no. Porque me daba pánico, porque pensé: "Dios mío, este libro tiene un solo lector, que es mi hijo. ¿Cómo le explico a mi hijo mis miedos, mis dudas?" porque por el camino dudas, y "¿le explico todo?, ¿tengo el derecho y también el deber de ser absolutamente sincera o quizá no tanto? ¿Quizá hay aspectos duros de su proceso que le debo ahorrar?". El libro fue un ejercicio de honestidad y de sinceridad con él y conmigo, no me preocupaba nada el lector externo porque me preocupaba mucho el lector interno, tardé tres meses en decir que sí, y el primer día que escribí la primera frase, para probar, me di cuenta de que sí, que podía escribir el libro, porque era una carta para él y vería cómo los padres somos también vulnerables y frágiles, y al final es un camino de temor y de crecimiento personal. Al final resultó que como el libro había sido muy sincero y muy interno, sirvió para el exterior. En resumen, al principio dije que no, no lo hubiera escrito nunca y de golpe fue el único libro que me hubiera gustado escribir.

¿Qué le diría usted a una familia que está planteándose adoptar a un niño?

Yo nunca aconsejaría adoptar a nadie, pero si alguien ha tomado la decisión le diría tres cosas. La primera es que va a tener que luchar mucho, es una carrera de obstáculos y a veces son complejos; que el camino es duro pero extraordinario y que se preparen para vivir el momento más extraordinario de su vida. Yo, que he vivido la maternidad biológica y la adoptiva, sólo os puedo decir que con mi hija biológica no me acuerdo del primer beso que le di, porque seguramente le di montones de besos desde el primer minuto, pero recuerdo el primer beso de mi hijo adoptivo, porque tardé tres meses en poder tocarle porque tenía miedo a los adultos. La adopción no sólo es un acto de vida, de construcción interior y de amor, es también un auténtico momento y un auténtico caudal de felicidad.

Ha adoptado dos veces, una en el extranjero y otra en España. ¿Qué diferencias hay?

Ciertamente tengo maternidad biológica, maternidad adoptiva en España y maternidad adoptiva internacional en Siberia. Fue más fácil en España y, a la vez, más duro. Porque en España, cuando adopté a mi hijo Noé, que ahora tiene 17 años y ya hace mucho tiempo de ello, la burocracia fue lenta, pero fácil porque no tienes que llevar traducciones compulsadas ni cincuenta mil millones de papeles, no te vas a un lugar del mundo que no está en ningún mapa, estás aquí parece más sencillo, pero al mismo tiempo, como entras en un proceso de adopción preadoptiva, te quedas en esa especie de limbo, ese agujero negro donde nunca sabes si puede pasar algo por lo que finalmente no tengas a ese niño.

¿Cuánto tiempo estuvo usted en el periodo preadoptivo?

Yo pasé un año y medio desde que me dieron a Noé hasta que finalmente fue mi hijo. Ese año y medio fue un año de mucho miedo. A pesar de que había sido un niño con maltrato había petición de visitas por parte de sus padres biológicos, que finalmente no se presentaban. Era un subir y bajar permanente del estado de ánimo del niño durante su reconstrucción y finalmente siempre estabas pendiente de que un juez dijera "que vuelva con sus padres, por si acaso". Ese año y medio fue de una dureza tan brutal que yo no me volví a atrever a adoptar en España dije "me voy, me voy donde sea" y me fui a Siberia porque me llevó el mundo hacia allí.

¿Cómo es el proceso allí?

Te vas lejos, pero al menos en el momento en el que yo pasé la frontera con mi hija y mi pasaporte y su pasaporte, yo ya sabía que era mi hija, ya no había incertidumbre, ya no había miedos. Todo tiene su dificultad, estate peleando en español con traductor ruso en un pueblo perdido de Siberia, con una especie de jueza inmensa cargada de medallas que te está mirando con cara de odio. Es duro, pero al día siguiente Ada era mi hija. Aquí el juez era muy amable, muy simpático, pero tardó un año y medio en decidir y ese año y medio no se lo deseo a nadie.

¿Considera que contar con asociaciones ayuda?

No tengo ninguna duda de que contar con una asociación sin ánimo de lucro con voluntad de ayudar, con voluntad de servicio público es como si los amigos te acompañasen. El camino es solitario, siempre en el mundo de la adopción como en el cualquier ejercicio de maternidad y paternidad es un acto individual, pero en la biológica te acompaña la familia, la gente que te quiere. En un proceso de adopción, que te vas lejos a mundos que no conoces a veces hay problemas por el camino que no sabes resolver y tener a un grupo de gente que se convierte momentáneamente en tu familia y te va acompañando por el camino te ayuda, como cuando surgen problemas y te orienta diciéndote "pues llama a esta puerta". Hay momentos en los que tú no sabes cómo respiras porque en el fondo este tipo de asociaciones son el oxígeno que te falta cuando estás a punto de desfallecer, porque a pesar de que vas a vivir un momento extraordinario en tu vida que es cuando tus ojos se cruzan con los de tu hijo, hasta que llegas ahí, a veces te vas ahogando y entonces hay gente que aparece por el camino, que no la conoces de nada y te dice "te acompaño" y eso es extraordinario y, realmente, muy útil.

¿Qué momentos son los más duros?

Cuando estás en un proceso pre-adoptivo, antes de llegar a la adopción estás hipersensible. Es como si estuvieras embarazada y de golpe sabes que a alguien le ha pasado algo y entonces te preguntas ¿irá todo bien? Cada vez que hay una llamada oficial del Gobierno autonómico, en este caso, o cada vez que llega un papel certificado o cada vez que llama un policía a la puerta porque hay un papel de los juzgados, ésos son momentos de extrema dureza porque realmente dependes de que un hombre o una mujer diga sí y se te acaba todo o diga no y todo empieza para tu horror.

En el año y medio en el que estuvo en pre-adoptivo,¿hubo algún momento que fuera extremadamente duro y en el que tuvo miedo?.

Sí. Noé fue un niño maltratado que tenía muchísimo miedo y, por ejemplo, cuando vio la bañera llena de muñequitos de goma empezó a chillar de miedo, él nunca se había bañado, y se tiró en el suelo y no quería que lo tocaras y yo, que soy besucona, no lo podía besar. Al final fuimos directamente, como construyendo la relación y de golpe dijo el juez que tenía que haber visitas del padre. Ese padre que le había creado tantos problemas a un niño de año y medio. El primer día que subí al coche y le tuve que explicar, ahora vamos a ir a un sitio y te va a coger un señor que te va a llevar a otro sitio donde va a estar tu papá biológico, ¿cómo explicas eso a un niño que está empezando a olvidar? Y fue tan duro para él y tan duro para mí, que aún ahora que han pasado 16 años me emociono. La verdad es que ese día se hundió él, me hundí yo, el padre no apareció, pero nosotros vivimos el sufrimiento y todo lo que habíamos ganado lo volvimos a perder. Esa noche tuvimos pesadillas los dos. Esa noche todo fue terrible, volvimos hacia atrás. Fue el peor momento. Luego esto se repitió otras veces, pero nunca como la primera vez. Hasta que un día el juez dijo "como no se ha presentado, quitamos las visitas" y ganamos un peldaño.

5 comentarios:

  1. ¡Qué buena pinta tiene el libro!de ese estilo es el libro de cartas a Natalia,Mariposas realidad de otro mundo yPadres del deseo,hijos de la esperanza.
    Del texto publicado me quedo con la frase una adopción no es un nacimiento sino una continuación y creo que nunca debemos perderlo de vista.Besitos que me estas haciendo la competencia ¿eh?

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  2. Marina estoy completamente de acuerdo contigo,es una continuacion de la vida y no hay que olvidarlo

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  3. Me he emocionado muchisimo..me encanta como habla Pilar Rahola ,siempre me ha gustado muchisimo y cuando me entere que era madre adoptiva aun mas,yo tengo muchos momentos emocionantes de mi adopcion pero el dia que dijeron que nos la darian..fue el que mas,una sala,nosotros,las cuidadoras con las pequeñas en brazos y nosotros buscando a Nora con la mirada,y no la veiamos y no la encontrabamos,hasta que escuchamos de pronto dos palabras,nuestros apellidos,giramos la cabeza y alli estaba Nora,pequeña muy pequeña,blanquita de piel,la cogi en mis brazos...no puedo seguir me emociono muchisimo..gracias Cris por esta entrada y por compartirla,muchisimos besos

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  4. Vaya despues de leer lo que has puesto yo tambien lo quiero, te han dicho cuando estara disponible? por internet tampoco lo has encontrado?

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  5. Pili debio ser un momento muy muy especial seguro que no lo olvidaras en la vida,ver por primera vez la cara de tu hija uf...debe ser una pasada

    Silvia yo no lo he encontrado ni por internet seguramente se agoto y no se ha vuelto ha editar, se que se ha traducido a varios idiomas y en internet me dice no disponible temporalmente ten en cuenta que se edito en 2001 cuando su hijo solo tenia ocho años y ya tiene 18 despues escribio "historia de Ada" su segunda hija adoptada en siberia y se publico en 2002 pero este no se como estará lo buscare haber que tal.

    Marina no intento hacerte la competencia de verdad es que hacia tiempo que queria hacer esta entrada ya me he aguantado con los cuentos por lo mismo jajaja

    un beso

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