martes, 6 de marzo de 2012

La esperanza de un sueño



Un pequeño gusanito caminaba un día en dirección al sol. Muy cerca del camino se encontraba un saltamontes. "¿Hacia dónde te diriges?", le preguntó. Sin dejar de caminar, la oruga contestó: "Tuve un sueño anoche, soñé que desde la punta de la gran montaña yo miraba todo el valle. Me gustó lo que vi en mi sueño y he decidido realizarlo".
Sorprendido, el saltamontes dijo mientras su amigo se alejaba: "¡Debes estar loco! ¿Cómo podrás llegar hasta aquel lugar? ¡Tú, una simple oruga! Una piedra será una montaña, un pequeño charco un mar, y cualquier tronco una barrera infranqueable". Pero el gusanito ya estaba lejos y no lo escuchó. Sus diminutos pies no dejaron de moverse.
De pronto se oyó la voz de un escarabajo: "¿Hacia dónde te diriges con tanto empeño?". Sudando ya el gusanito, le dijo jadeante: "Tuve un sueño y deseo realizarlo, subiré a esa montaña y desde ahí contemplaré todo nuestro mundo". El escarabajo no pudo soportar la risa, soltó la carcajada y luego dijo: "Ni yo, con patas tan grandes, intentaría una empresa tan ambiciosa". Él se quedó en el suelo tumbado de la risa mientras la oruga continuó su camino, habiendo avanzado ya unos cuantos centímetros.
Del mismo modo, la araña, el topo, la rana y la flor aconsejaron a nuestro amigo a desistir. "¡No lo lograrás jamás!", le decían, pero en su interior había un impulso que lo obligaba a seguir. Ya agotado, sin fuerzas y a punto de morir, decidió parar a descansar y construir con su último esfuerzo un lugar donde pernoctar. "Estaré mejor", fue lo último que dijo, y murió.
Todos los animales del valle por días fueron a mirar sus restos. Ahí estaba el animal más loco del pueblo. Había construido como su tumba un monumento a la insensatez. Ahí estaba un duro refugio, digno de uno que murió por querer realizar un sueño irrealizable.
Una mañana en la que el sol brillaba de una manera especial, todos los animales se congregaron en torno a aquello que se había convertido en una advertencia para los atrevidos. De pronto quedaron atónitos.
Aquella concha dura comenzó a quebrarse y, con asombro, vieron unos ojos y una antena que no podía ser la de la oruga que creían muerta. Poco a poco, como para darles tiempo de reponerse del impacto, fueron saliendo las hermosas alas arco iris de aquel impresionante ser que tenían frente a ellos: una mariposa.
No hubo nada que decir, todos sabían lo que haría: se iría volando hasta la gran montaña y realizaría un sueño; el sueño por el que había vivido, por el que había muerto y por el que había vuelto a vivir. Todos se habían equivocado.
Si tienes un sueño, vive por el, intenta alcanzarlo, pon la vida en ello y si te das cuenta que no puedes, quiza necesites hacer un alto en el camino y experimentar un cambio radical en tu vida y entonces, con otro aspecto, con otras posibilidades y con circunstancias distintas: !!LO LOGRARAS!!!!

El éxito de la vida no se mide por lo que has logrado, sino por los obstáculos que has tenido que superar en el camino.

Dedicada a todos vosotros para que en los momentos de bajon os acordeis de este gusanito que tuvo la valentia,la fuerza y las ganas de llegar al final de su sueño sin rendirse.
Porque juntos podemos!!!!!

8 comentarios:

  1. ¡Qué historia más bonita Cris!me encantan las historietas con las que nos ilustras.Gracias

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  2. Gracias guapa!!! Preciosa historia!!! Claro qué sí... pronto "volaremos" a por nuestro sueño!!! ;)
    Besazooo!!!

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  3. Que historia más bonita!! muchas gracias por compartirla!! Besos
    Olga

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  4. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  5. Que historia más bonita Cris, la verdad es que a veces se hace duro este camino pero tenemos que ser como ese gusanito y seguir adelante, por que LO VAMOS A CONSEGUIR.

    Besos Manoli
    Por cierto te he mandado unos retalitos hoy espero que te gusten.

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  6. Poner los fines para realizar un sueño que minimamente sea ambicioso y esté lejos de nuestro alcance, conlleva un gran esfuerzo físico y mental. Se debe tener muy claro el estar dispuesto asumir cambios y decisiones radicales en cada ocasión que lo requiera para continuar con la posibilidad de obtener el logro.

    No darse por vencido requiere actuar.

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